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patrimonio

El Alcázar de Sevilla recupera los alfarjes del Patio de las Doncellas, un «testimonio excepcional del mudéjar»

Los trabajos de restauración realizados por la empresa Cambium han durado ocho meses y la inversión ha sido de más de 450.000 euros

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Andrés González-Barba

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Ocho meses de trabajo y un total de 455.444 euros es lo que se ha invertido en la restauración de los alfarjes del Patio de las Doncellas del Real Alcázar, que han sido presentados este miércoles después de la intervención que ha realizado un equipo de siete profesionales de la empresa Cambium. Desde 2020, se han elaborado labores multidisciplinares primando los criterios de conservación, respetándose el original y manteniendo las adiciones históricas que ya forman parte de la obra. La primera intervención es de 2020. A raíz de esto se realizó un análisis de cómo se encontraban. A partir de ahí se elaboró un proyecto de restauración que se aprobó en 2022 y sus obras se licitaron en abril de 2023 tras el visto bueno de Patrimonio.

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha dado las gracias durante la presentación de estos trabajos de restauración al Patronato del Real Alcázar por su «preocupación constante por conservar y mantener esta joya única». Asimismo, ha dicho que «nos encontramos ante un testimonio excepcional del arte mudéjar en el edificio civil más importante de su época».

En lo que se refiere a la datación de estos alfarjes, Sanz ha señalado que «aunque siguen faltando evidencias para documentar la fecha exacta, la principal hipótesis lo atribuye a Pedro I». en ese sentido guardan semejanzas estilísticas con otros alfarjes de la época, como los de la Sinagoga del Tránsito de Toledo o los del Oratorio del Parta de la Alhambra. Hay otra hipótesis que los encuadran en las reformas llevadas a cabo en el patio bajo por Carlos I.

El regidor ha informado de que del estudio científico-analítico se desprende la existencia de cinco estratos polícromos, encontrando elementos heráldicos e iconográficos de las épocas de Pedro I, Isabel y Fernando y Carlos I. Asimismo, ha dicho que las tareas de conservación y restauración no han consistido en llevarlos a su origen, «cuestión que no hubiese sido posible, sino de respetar el paso del tiempo y las huellas que la historia ha dejado en ellos».

Por todo ello, han primado los criterios de conservación, respetando el original y manteniendo las adiciones históricas que ya forman parte de la obra. Los trabajos de conservación y restauración han incidido en la armadura de madera, interviniéndose los elementos constructivos, y en los estratos de policromía, actuándose sobre la decoración de los mismos.

José Luis Sanz contemplando en uno paneles los trabajos que se han hecho de restauración juan florezs

También ha intervenido en el acto Juan Carlos Castro-Jiménez, coordinador de restauración de la empresa Cambium. Este ha subrayado que ha participado en el proyecto hasta septiembre de 2023, fecha en la que inició su labor como conservador de la Casa Museo de Blas Infante. Asimismo, ha dicho que «es justo destacar la labor de Carlos Alonso Millán, uno de los propietarios de la empresa Cambium, que ha llevado la dirección administrativa. También agradezco a Águila Sánchez, Carmen Cabrera, Eugenia Padero, María de Paz Polo y Eva Claver». «Estos trabajos han sido posibles gracias a que el Alcázar contaba con un buen proyecto de intervención previo, que nosotros hemos seguido para el tratamiento realizado». Además, ha destacado que se ha llevado a cabo una metodología y criterios generales que se adaptan a leyes nacionales y autonómicas y a los acuerdos y convenios internacionales en conservación y restauración. «Hemos reconocido el bien como parte integrante de su contexto físico. También hemos sustentado la actuación con una documentación rigurosa y hemos hecho una labor multidisciplinar en la que no sólo han intervenido restauradores y conservadores, sino científicos, historiadores, etc.». Asimismo, ha primado «el criterio de mínima intervención». Este ha agradecido también a la conservadora del Alcázar, Rocío Campos, y al arquitecto, Joaquín Salas.

Distintas fases de trabajo

En una primera fase se han llevado trabajos de eliminación de depósitos y de suciedad superficial. Igualmente se han protegido y fijado aquellas zonas de las superficies polícromas que corrían riesgo de desaparecer o de desprenderse durante la intervención. En una segunda fase se eliminaron los depósitos y aditamentos superficiales. También se llevó a cabo el desescombrado del trasdós, se hicieron pruebas de salubridad, fijación de piezas y fragmentos, retirada de elementos ajenos al original, retirada de reposiciones, reintegraciones de volúmenes que no se correspondían en calidad con la obra, fijación de la policromía, pruebas de limpieza, eliminación de barnices, protecciones de diferentes intervenciones y tratamiento de aquellos restos de capas pictóricas que habían perdido la policromía pero que conservaban la preparación. Finalmente se llevó a cabo una desinsectación, el tratamiento de los elementos metálicos y la integración cromática de las policromías. Como última fase se efectuó una protección final de la superficie.

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