Interestelar Sevilla 2024
Xoel López: «Creo que he sido valiente para ser libre, que no es tan fácil»
El artista gallego, que presentará su último disco 'Caldo Espírito' en Sevilla, es uno de los grandes reclamos del Interestelar 2024
Interestelar Sevilla 2024: estos son los artistas confirmados para la próxima edición
No compres las entradas para Interestelar en la reventa: estos son los pasos para hacerlo legalmente

Tras una mudanza y un parón para descansar y volver a la vida lenta, Xoel López (A Coruña, 1977) regresa a los escenarios conuna gira que pasará por la capital hispalense de la mano del festival Interestelar Sevilla. «¡Espero que no haga mucho calor ... todavía! A nosotros nos vais a ver fresquitos y con muchas ganas», afirma al otro lado del teléfono. En esta gira que pasa por Sevilla el artista y su banda presentarán las canciones de su último disco, 'Caldo Espírito' (2023), un trabajo crudo y visceral donde el músico ha dejado a un lado los condimentos líricos para utilizar un lenguaje mucho más directo. Para hablar sobre este disco, su proceso compositivo y su carrera, el artista gallego atiende a ABC en las semanas previas al festival.
Interestelar Sevilla 2024
-
Dónde: Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC)
-
Dirección: C. Américo Vespucio, 2, 41092, Sevilla.
-
Cuándo: 17 y 18 de mayo
-
Precio: abonos agotados.
-
Más información: interestelarsevilla.com
Tras el Wizink hubo un parón de unos meses. El de Interestelar es la segunda cita de esta gira de regreso a los escenarios. ¿Qué has estado haciendo en este tiempo de descanso?
¡Uf! Me mudé, que no es poco, aquí en Madrid. Me mudé en noviembre y aún en el Wizink, porque me duché, pero tenía el pelo lleno de polvo de la obra. Todavía estoy ultimando cositas. Básicamente me he dedicado a descansar un poco, escuchar música a otro nivel… Me recuerda un poco cuando paro así a aquellos años en Buenos Aires y América, que fueron más bohemios, digamos. Dedicado a una vida más doméstica, pero siempre con la música a cuestas. A otro ritmo y con un disfrute casi de la adolescencia cuando tenías las tardes libres.
Luego, también, viviendo, porque al final me nutro de eso. Sabiendo que no tengo gira todo baja de revoluciones y puedo estar en mi ciudad, en este caso Madrid, pero de otra manera. Siempre estás con un pie aquí y otro fuera, y la gente da por hecho que es así, aunque luego no estás tanto fuera… pero sobre todo para poder estar en casa y hacer una cierta vida con regularidad y más ordenada.
Vivimos tiempos en los que parece que si no estás haciendo algo todo el rato está mal visto, pero no hacer nada también es hacer algo.
Sí, de hecho no puedo decir que no haya hecho nada, pero no llevo el ritmo habitual que es bastante alto, ni el ritmo de exposición, porque yo toco mucho, edito mucho, hago muchas entrevistas, pero es importante parar. Yo lo noto, porque las entrevistas que hecho en este tiempo, por ejemplo, las he hecho de otra manera. No entras en esa cosa mecánica de una y otra… hoy, por ejemplo, solo tengo la tuya en toda la semana y yo lo noto, estoy más fresco, no tan saturado. El punto emocional es muy distinto.
Es importante romper con las dinámicas y parar la rueda.
Básicamente porque, si no, lo mecanizas todo y corres el riesgo de perder creatividad, incluso aburrirte y en mi caso por mi oficio, pero en todos, es importante mantener la llama y la ilusión. Luego hay una parte importante y es que yo tengo épocas de barbecho. Parar de crear y componer, dejar el cerebro descansar y luego vuelves con más fuerza. Igual que el campo lo necesita las mentes creativas también necesitan ese periodo de barbecho.
Hay veces que a los artistas o bandas les surgen canciones durante la gira y tienen que parar a grabar y otras veces es necesario parar para reconectar con esa creatividad.
Claro. A veces me pregunto hasta cómo funciona el inconsciente, porque basta que pares para que, yo qué sé, de repente descubro que sé estar tranquilo, cuando mi personalidad o mi inercia habitual es la de estar siempre a tope. Entonces, cuando paro, me cuesta un poco, la verdad porque no es mi naturaleza. Luego me doy cuenta de que hay algo natural y que también se adaptarme y estar más tranquilo.
A lo mejor si fuera un príncipe (ríe) siento que podría llevar una vida más relajada y también se me daría bien. No fue mi caso y estoy acostumbrado a tener que organizarme, pero bueno, esto es bueno para luego ser más creativo y para ser un mejor profesional. Nosotros no tenemos las típicas vacaciones de un mes o los veranos al final son de curro y tenemos que buscar otras fórmulas.
Con una carrera tan extensa, en esto de parar, ¿notas la diferencia entre los comienzos y ahora? Los grupos emergentes suelen tener una rutina más de disco y girar, dar muchos bolos. Da la sensación de que parar es un privilegio.
Es un privilegio. Ha habido años en que no he podido parar. Recuerdo mis veinte y treinta… uf. Hubo un momento en que paré y me fui, pero fue una locura. El viaje que hice, en fin, fue casi artístico. Hubo algo casi experimental en el hecho de irme y que luego derivó en otra forma de entender mis canciones. En el fondo estás de alguna manera metiendo leña a ese fuego que es la carrera y parar tiene que ver con lo que viene luego. Ahora que estoy volviendo a componer me doy cuenta de que hay cosas que me salen de pequeñas reflexiones o días malos… Y es importante digerir. Cuando paras, entiendes por qué hay mucha gente que no para, porque hay una parte un poco desagradable. Parar es enfrentarte a tus cosas y a veces es más fácil estar ocupado.
De hecho, aunque esa reflexión sea difícil, como apuntas, sí que es verdad que no deja de ser necesaria en un mundo que se mueve entre blancos y negros y que a veces no tiene en cuenta la escala de grises.
Absolutamente. No sé si es por cómo son ahora las comunicaciones entre la gente o no sé si por las redes sociales… pero es verdad que hoy en día hay pensamientos un poco polarizados, que o es una cosa o la otra. Eso pasa. Luego siento que todo te lo juegas a una frase. Los pensamientos y la vida son mucho más complejos que un tuit o que blanco o negro. Para mí es interesante saber que puedo reflexionar, cambiar de opinión, ir y volver por todo ese mar extenso que es lo gris que es donde creo que estamos la mayoría en realidad, aunque luego digamos una cosa u otra, creo que a veces es algo impostado. El ser humano se mueve realmente en los equilibrios.
Hay un poso de todo esto en 'Caldo Espírito' (2023), de hecho en una canción dices eso de «un juicio rápido y ya estás muerto».
Totalmente (ríe). Creo que es una frase que representa bastante bien algo que pasa hoy en día, ¿no? En seguida, por un comentario o un juicio rápido, hay un juicio social que te puede lapidar socialmente y luego puede resultar que no pasa nada, o que sí, pero se juzga muy rápido y sin control. En ese sentido, te acuerdas más de cosas que pasaban hace siglos. No es precisamente lo que yo llamaría un tratamiento justo.
'Caldo Espírito' es el álbum número 16 en tu carrera. ¿Qué ves cuando miras por el retrovisor?
Mucho trabajo, mucha pasión, mucha ilusión. También algo inevitable y es que es un camino que, aunque no creo en el destino, estaba escrito. Yo nací para esto. Empecé muy joven y me di cuenta bastante pronto. Llevo haciendo canciones desde los 14 o 15 años. Entonces, ya te digo, son 30 años de composición, de carrera, de estar aquí y haber probado muchas cosas, muchos formatos, muchos contextos y países, incluso continentes, discográficas distintas… Es verdad que llevo con mi mánager desde el 2001 porque ha sido un pilar importante para mí, pero por lo demás con muchos cambios y adaptándome, en la búsqueda de la libertad creativa. Y, luego, veo un camino de libertad. Creo que he sido valiente para ser libre, que no es tan fácil.
En esa libertad tu música ha ido evolucionando, pisando algunos terrenos desconocidos incluso, siempre buscando elementos de sorpresa y, a la vez, siguiendo ese «sonido Xoel López». ¿Es algo que has ido cuidando o estás abierto a hacer algo más disruptivo, si surge así?
No le tengo miedo a hacer algo así y no lo cuido como tal, pero es algo inevitable. Sobre todo en un momento en que ya es muy difícil porque hay algo esencial, como un hilo conductor, y aunque la mona se vista de seda, mona se queda (risas). Puedo cambiar la batería por unas congas, la eléctrica por una clásica, un sinte por un piano acústico, usar un cuatro venezolano o un ukelele, al final la forma de componer y la voz definen en un 80% o así. Me gusta jugar con el otro porcentaje. Ya que lo otro es menos variable, me gusta divertirme y probar cosas. Igual que uno puede ir con traje o esmoquin y luego llevar chupa vaquera y seguir siendo uno mismo. Juego con las estéticas porque tengo un lado friki y de laboratorio y me gusta divertirme y ver qué pasa. Si fuese un científico me habría explotado más de un tubo de ensayo en la cara (risas).
La palabra «crudo» es la que más has utilizado para definir este disco. ¿Cómo aparece esa crudeza? ¿De dónde nace?
No sé por qué. Me doy cuenta de que antes, quizás, me escondía un poco más. Igual es la sensación de decir «a tomar por culo ya», no sé. A lo mejor tengo ya una seguridad o no sé qué es, no sé explicártelo, pero es verdad que sucedió. Me pasó. Por eso creo que es un disco más crudo porque no está tan condimentado a nivel lírico. He dejado cosas más directas, he hablado un poco de forma más personal. He reflejado también una parte de desilusión o de decepción, quizás, en el ser humano. Creo que nunca había sido tan crítico.
Ese estilo directo y visceral, para un artista que compone casi siempre desde lo autobiográfico, ¿tiene un límite? ¿En qué momento aparece la autocensura?
Es difícil, eso ha sido un dilema toda mi vida. Creo que es importante no poner nombres, no decir quién, hablar en genérico. He llegado, en general, a cambiar géneros de canciones, a no ponerle género a una canción para que quedara más abierto y pensar que puede ser un amigo, una novia, un familiar… Necesito escribir sobre lo mío pero me gusta despersonalizarlo un poco.
Es verdad que en este disco igual un poco menos, pero siempre te queda un poco en el aire si es una experiencia personal, de un amigo, de una relación fraternal, intento dejarlo en el aire, no ser explícito. Pero sí que he sido explícito con el sentimiento. He dicho «yo no pertenezco a este tiempo» o «qué duro sentir la decepción», hay frases que no son especialmente poéticas y que hablan de un cierto desencanto. Aunque creo que soy un vitalista y siempre acabo buscando un poco la solución, pero sin estar ciego a los problemas, digamos.
No sé si es tu caso, pero en ocasiones las canciones suelen ser un medio para exorcizar algo que va por dentro. ¿Lo has conseguido con 'Caldo Espírito'? Sacar eso que iba por dentro.
Sí, bueno. Cuando compongo en gran medida es para sentirme menos solo. Entonces, cuando estás triste o decepcionado escribir es una manera de exorcizarlo como dices tú y te hace bien, simplemente. Y yo por eso compongo, por una necesidad, porque me hace bien, me sirve de terapia y me reconforta, sin más. Es mi trabajo, pero aunque trabajase de electricista o de lo que fuese seguiría escribiendo canciones, porque es algo que hago casi como terapia emocional y como cura para todos esos demonios que tenemos dentro. Entonces, sí, lo uso para sacar no solamente cosas malas sino conflictos, dudas, algunas de ellas existenciales, casi filosóficas, a nivel filosofía doméstica, claro. Al final tiene que ver con eso, con poder expresarte y sentirte un poco menos solo.
En eso de componer para no sentirte solo hay otra parte, la que lo recibe, el público. ¿Cómo sientes que ha recibido estas canciones, esa crudeza y esa visceralidad?
Es verdad que todavía nos falta este asalto y vamos haciendo balance sobre la marcha. Pero mi entorno o la gente a la que he podido acceder siento que les está gustando especialmente, quizás por ese grado de profundidad o de sinceridad, no sé muy bien qué es, pero me dicen «es que este disco…», «es que este disco…». Jolín, yo hago todos los discos con el mismo amor, unos salen de una forma y otros de otra. Tampoco sabes cuáles le van a gustar a la gente más y cuáles menos, yo tampoco los pienso en esos términos hasta que sales y luego a veces te sorprendes.
Tengo algunas canciones que son de las más escuchadas de las que no esperaba nada a priori y ahora son imprescindibles en mi repertorio. Ya he aprendido a hacer lo mío con toda la sinceridad y honestidad de la que sea capaz y que luego sea la gente la que, como dices tú, es «el otro» quien termina la obra. La obra tiene sentido porque hay un otro y es el que decide si se cuela en su vida, si se va a la alcantarilla o lo deja esperar. Luego hay gente que viene con cosas que hiciste hace quince años, o que te redescubre, o que te deja un poco en barbecho y luego vuelve… He pasado por muchas experiencias con ese otro, que es mi público, y sé que puede pasar de todo en cualquier momento.
Recogiendo eso de «las canciones más escuchadas» de tu repertorio, ¿cómo te llevas con las 'playlist' y las plataformas de 'streaming'? Es verdad que aunque acercan la música a mucha gente que no puede permitirse discos, también ha cambiado un poco la forma de escuchar y acceder a la música.
Mira, eso de los avances tecnológicos o los cambios… A mí me hace pensar. Por un lado creo que hay una etapa de fascinación con todo. Es decir, seguramente hay un momento donde todos estamos conectados, como cuando irrumpe una red social en nuestras vidas y alguno se queda más enganchado que otro, que busca la fórmula para usarlo menos. Ya veremos en diez o quince años en qué deriva.
Todo lo nuevo, después de esa fase de fascinación, a ver si se queda. A veces decimos «es que ahora es así». Bueno, ahora mismo, pero vamos a ver. Hubo cosas en los 50 que eran la pera y ahora no las quiere nadie. Hay tendencias efímeras. La forma de consumir la música ahora es la forma de ahora, pero también es el momento en que más vinilos se están vendiendo después de que pasáramos por un tiempo en el que el vinilo estaba denostado. Creo que hay una sensación a la par que la nueva tendencia que es escuchar música como quien bebe del mar, también hay quien coge un vaso de agua y lo llena en una fuente. Quien prefiere su disco, su vinilo, su casita, sin distracciones y sin tener todas las posibilidades del mundo al alcance.
A veces eso te abruma y hace que no escuches con calidad, eso que dicen los budistas, que no conozco mucho su filosofía, pero el aquí y ahora, que es muy importante. Estamos alejándonos del aquí y el ahora alejándonos con esas tendencias, lo que no quita que eso no se revierta y que haya gente que diga «no, no, todo bien, pero yo con 18 o con 23 me compré un plato y estoy poniendo vinilos en casa», porque así estamos menos estresados y podemos focalizar. Es algo que está pasando, creo, que estamos todos un poco despistados con esa sobreinformación. Tener demasiado para elegir es un poco estresante para el ser humano.
En esa sobreinformación juega un papel importante las redes sociales. Músicos y artistas tenéis que estar porque si no estáis parece que sois invisibles. Para algunos es un privilegio poder alejarse y hay otros que tienen que estar ahí de forma más activa porque a la vez llevan su propio proyecto.
Hay muchos tipos de carreras, hay gente que depende más de eso que otra y hay gente que en redes aparenta mucho y luego no tiene público. Tiene una parte de engañifa. Hay que hacer un buen análisis. Es un poco engañoso. A veces la gente que está mucho en redes parece que le va muy bien y no le va tan bien. Gente que no tiene redes sociales y llena un estadio. Lo pondría en duda, hay que hacer matices. No siempre hay que estar en las redes ahí a tope.
Yo en general lo he cuidado bastante y he estado bastante presente, pero en una época he estado desapegado y creo que también es sano. Sobre todo, al final, creo que ser tu propio publicista no sé si es sano para tu parte creativa. Luego también es que hay diferentes tipos de artistas y tienes que decidir quién quieres ser, qué quieres expresar, con qué mensaje quieres llegar a la gente. No hace falta fomentar tanto ese narcisismo de las redes para determinados artistas ni si determinados públicos lo quieren.
En esta gira de 2024 pasas por algunos festivales. Hay una especie de debate en torno a un tipo de público que siempre ha existido, pero que parece que se hace notar más, que es el que compra la entrada por asistir o por «vivir la experiencia» pero que luego molesta, no se calla, no escucha a la banda. ¿Cómo lo vives tú? Porque desde el escenario se debe ver todo.
Siempre hubo postureo, no es un invento de este siglo, lo que pasa que ahora tiene canales para que todo el mundo lo vea. Para mostrarse. Esa inseguridad que te lleva a la apariencia falsa de las cosas siempre ha existido. Luego, si está de moda ir a los conciertos, ¡bendita moda! Si de ahí luego puede salir algo… pero bueno, siempre hubo un colega melómano que llevaba a otro que no le gustaba tanto e iba solo por tomarse una cerveza. Creo que tampoco podemos exigir esa pureza de público entendido porque eso es algo a lo que a priori no podríamos aspirar, pero bueno, eso ya depende de cada uno.
Me quedo con lo bueno, que hay público para la música, que la música en España goza de buena salud. Hay buenos grupos, la gente toca mejor que nunca, hay buenas infraestructuras, buenos festivales, mejores equipos de sonido… Me pilló el cambio de lo que es la profesionalización de la música independiente en España y creo que no puedo evitar verle el lado positivo, más que la parte crítica, que estoy de acuerdo y es una parte, pero me quedo con lo bueno.
Interestelar es la segunda cita de esta gira 2024. ¿Qué es lo que más te ilusiona de volver al escenario después del parón? Tocar el nuevo disco o sacar algunas cosas antiguas, incluso de Deluxe...
Depende un poco de cada escenario, porque en los festivales debes ver cómo reduces el tiempo dependiendo de si tocas 70-75-90 minutos. En Barcelona, como era presentación de disco, pudimos tocar dos horas, no me acuerdo exactamente, en Madrid fue un concierto muy largo, vinieron los músicos de Deluxe para hacer la parte de en medio, pero bueno, es un concierto nuestro para nuestro público. En ese sentido, yo analizo cada contexto y cada lugar para adaptar el repertorio. Por ejemplo, Sevilla, un festival, pues Deluxe no tendrá tanta cabida porque el tiempo es menor.
Sí que me quiero centrar en el disco nuevo porque no lo hemos tocado prácticamente y es lo que más nos ilusiona. Entiendo que habrá momento más adelante para adelantar canciones o volver al pasado, pero este es un concierto de este disco y en un 60% será así y el resto un poco los 'hits' de mi repertorio. Si tuviéramos más tiempo, que tengo pensado hacer el año que viene una gira por salas y eso, igual nos podemos resarcir un poco y tocar un repertorio más variado.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete