Jugar con Sevilla
Las legítimas reivindicaciones de los bomberos han perdido toda la razón por la huelga encubierta de estos días
TENGO un buen amigo que se vanagloria –y con razón– de ganar siempre la batalla de los caprichos de sus hijos. «En cuanto les entra el berrinche, saben que tienen las de perder y me llevo el gato al agua». Esta frase, que puede parecer ... ciertamente presuntuosa, encierra una lección más que importante. A veces, aunque se tenga toda la razón en lo que se está pidiendo, si las formas no son las más correctas se termina tirando todo por la borda y se acaba perdiendo la legitimidad. Sucede en el caso de los niños, en las discusiones de pareja, en los conflictos laborales y hasta el mundo de la política. Eso de que el fin justifica los medios no puede aplicarse por decreto.
La huelga encubierta que han protagonizado estos días los bomberos de Sevilla es el mejor ejemplo de esto que les cuento. Hasta 75 miembros de la plantilla han faltado al trabajo, argumentado que estaban de baja laboral pero sin presentar ni un sólo documento que lo justificara. El trasfondo de esta medida de presión, que es más antigua que el hilo negro, no es otro que tensar la cuerda en la negociación que mantienen con el Ayuntamiento para cambiar sus condiciones laborales y alcanzar una mejora económica en el pago de las horas extra que realizan. No seré yo quien ponga en duda que las reivindicaciones del colectivo están más que justificadas, pero las armas que utilizan no parecen ser las más oportunas a la hora de cumplir con el que es su objetivo. Eso de dejar tirada a la ciudad por un puñado de euros es una actitud ciertamente infantilista en la que llevan las de perder.
La pataleta de los bomberos ha obligado a cerrar varios parques de la ciudad, en los que por cierto trabajan en condiciones casi infrahumanas desde hace bastante tiempo. Pero no ha quedado ahí la cosa, pues el alcalde se ha visto obligado a declarar la fase 1 del Plan de Emergencias para contar con el apoyo de los servicios supramunicipales ante posibles catástrofes. Esto es grave, máxime en unos días en los que el temporal ha provocado sus estragos en la provincia, con hasta tres víctimas en Coria del Río por el derrumbe del techo de una nave. ¿Qué hubiera ocurrido si la incidencia es en Sevilla y los bomberos siguieran con su particular batalla de intereses? Mejor ni pensarlo.
Lo curioso de la situación es que este tipo de reclamaciones extremas siempre ocurren en la misma época, justo cuando la ciudad necesita el apoyo de todos para la celebración de las dos grandes fiestas de la primavera, la Semana Santa y la Feria. A Sanz también le tocó hacer frente a un rentoy parecido cuando tuvo que aumentar el pago de las productividades a la Policía Local para que los agentes dieran cobertura al Plan de Navidad del pasado año. Al final, el dinero lo arregla todo, pero con actitudes como las de estos días, las legítimas reclamaciones de los bomberos pierden toda la razón. Hay cosas con las que no se juega.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete