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La tradición de partir el bizcocho en la hermandad del Rocío de Benacazón

El Rocío 2024

Los romeros benacazoneros renuevan cada domingo de Pentecostés con esta centenaria costumbre el cargo del hermano mayor, que tiene una función representativa

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La hermandad de Benacazón mientras se partía el bizcocho Pepe Trashorras
Pepe Trashorras

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Cada hermandad del Rocío tiene su propia idiosincrasia y tradiciones. Algunas son más emblemáticas y populares, mientras que otras son más desconocidas. Es muy habitual, por ejemplo, que las corporaciones cuenten con un presidente que se renueva por sufragio cada cuatro años y uno o varios hermanos mayores, que se eligen de forma anual y tienen un papel más representativo. Algunas de las hermandades que siguen este modelo cuentan, además, con la asentada costumbre al respecto: que el relevo de un hermano mayor al siguiente se produzca durante la romería por medio de un acto simbólico conocido como partir el bizcocho.

Es el caso de la hermandad de Benacazón, fundada en 1916, una de las más antiguas de cuantas peregrinan a la aldea de El Rocío. Precisamente se trata de la que instauró la tradición de partir el bizcocho hace ya más de cien años, como queda recogido en las actas de la propia corporación aljarafeña.

Surgió en la cuarta romería de los rocieros benacazoneros. Había carestía de viandas y alimentos, por lo que, tomándose un bizcocho, se indicó que quien más lo necesitara, partiese dicho dulce y se lo comiese con total libertad. Eso sí: quien lo hiciera, estaría encargado de proveer al resto de los peregrinos el año siguiente. Sin embargo, en lugar de partir el bizcocho y comérselo, lo repartió entre toda la hermandad. Surgió así una bonita costumbre que ha sobrevivido un siglo, extendiéndose a otras hermandades rocieras de la comarca, como Espartinas o Huévar del Aljarafe.

Un rito con normas muy concretas

El protocolo que se sigue en la actualidad para mantener este curioso rito varía según la hermandad, al igual que el momento en el que se realiza. En Benacazón tiene lugar el domingo de Pentecostés sobre las dos de la tarde, cuando el simpecado vuelve a la casa después de estar presente en la misa pontifical organizada por la hermandad Matriz. Desde ese momento, se van preparando todos los detalles para uno de los momentos más especiales de la romería de los benacazoneros.

Llegado el momento, la junta de gobierno se reúne para evaluar las posibles candidaturas en caso de que las haya ―hasta el momento deben haberse mantenido en secreto― y dar el visto bueno. Si nadie se presenta, son los propios directivos los que parten ese año el bizcocho y ejercen durante el siguiente las funciones representativas del hermano mayor. Si hay algún candidato que cumpla los requisitos, entre los que se encuentra tener una antigüedad de al menos tres años como hermano, se le comunican cuáles van a ser sus responsabilidades, lo cual debe aceptar la persona en cuestión.

Cuando ya hay un nuevo hermano mayor oficial, este se dirige al centro de la casa de hermandad, donde ha sido depositado el simpecado junto con el particular bizcocho. Es entonces cuando, tras la lectura del acta por parte del secretario, se comunica quién asumirá las funciones, lo cual es recibido con aplausos de todas las reuniones. El flamante hermano mayor ―o hermanos mayores― parte con un cuchillo el bizcocho, que se reparte entre todos los romeros.

Partir el bizcocho con tus nietos

El rito ha vuelto a cumplirse este domingo de Pentecostés, cuando una veterana hermana del Rocío de Benacazón, Pepa, se ha convertido en hermana mayor por tercera vez: «Este es mi año. Ya lo hice una vez con mi marido, otra con mis hijos, y ahora quiero partir el bizcocho con mis nietos». Las palabras de la emocionada hermana mayor aún resuenan en la casa, que estalló en aplausos y prosiguió su fiesta en las horas previas a la procesión de la Virgen del Rocío. El legado generacional de la fe rociera, a través de un dulce y siguiendo una costumbre que surgió en unos inicios humildes, no es sino la muestra de como lo verdaderamente importante de esta fiesta que ahora se ha vuelto tan célebre y popular se mantiene de forma inalterable. Son los valores del Rocío: la hospitalidad, el sentimiento de pertenencia y acogida y el valor de la familia.

Reunión de la hermandad de Benacazón que ha acogido al cronista de ABC Pepe Trashorras

Cabe destacar que, aunque se trata de un pastel de grandes dimensiones, para que todo el mundo pueda comer algo del mismo, cada romero toma un pellizco, siguiendo la centenaria tradición. Una tradición que también señala que quien no prueba el bizcocho no va el año siguiente a la romería, por lo que más vale no tentar a la suerte y comer un pedazo. Ni que decir tiene que el que escribe tomó, a falta de uno, dos trozos de bizcocho. Todo sea por la Virgen del Rocío.

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