Pretérito Imperfecto
El peso de la silla de Osio
Es una magnífica tarjeta de presentación, sin duda, siempre que se pone el foco en los más débiles y en unos problemas que no han desaparecido de Córdoba
Cuenta el nuevo obispo de Córdoba, monseñor Jesús Fernández, que su primer plan para su estrenada diócesis es «el Evangelio». «El programa de vida cristiana», añade. Los primeros mensajes lanzados a la comunidad eclesiástica y católica, mayoritaria en Córdoba, y a los medios ... en estas primeras horas de salutaciones, despedidas y análisis han señalado a los pobres y su evangelización como referencia. Los parados, los que tienen dificultades para encontrar vivienda digna, o para sortear graves problemas, no desprenderse de la familia o son refugiados, inmigrantes sin papeles, enfermos, excluidos...Dejando un primer encargo a políticos, empresarios y sindicatos para que sumen esfuerzos en la creación de riqueza y puestos de trabajo como mejor medicina a la exclusión o marginación. Es una magnífica tarjeta de presentación, sin duda, siempre que se pone el foco en los más débiles y en unos problemas que no han desaparecido de Córdoba y que siempre están en la base del desarraigo social y humano. Reconforta.
Hay quien se ha apresurado a poner etiquetas y separar las aguas entre don Demetrio y don Jesús. Subidos a lomos del enfoque social de las primeras palabras del nuevo prelado, descabalgando la tarea de su predecesor durante quince años que ha visto y hecho más de lo que hemos contado en los mismos menesteres, y en otros a los que el nuevo pastor de la diócesis de Osio tendrá también que hacer frente (y hasta fajarse). Como él mismo ha repetido en sus palabras de agradecimiento y bienvenida, hay claras diferencias entre las tierras leonesas, gallegas y zamoranas de su anterior ministerio y las de una diócesis cordobesa sólida, llena de vitalidad y religiosidad popular a raudales, con un poso patrimonial de «excepcionalidad universal» y fácil diana ideológica; con una simbología en la historia de la Iglesia sobresaliente; una estructura asistencial y social muy activa y una crianza de vocaciones fundamental de la que, por cierto, sabe mucho el nuevo prelado, con más de tres décadas de trabajo y formación en los seminarios. «Le ha tocado la lotería», ha manifestado de forma castiza e ilustrativa nuestro próximo obispo emérito. Y sin duda que es así, para lo bueno y para lo malo. Porque cuando a uno le toca la lotería, rebosa la alegría pero emerge la responsabilidad de saber administrar un premio importante.
Por su edad (cumplirá 70 años en septiembre) y por el Código de Derecho Canónico, don Jesús Fernández será el pastor de la iglesia cordobesa al menos hasta 2030. Escuchar, primero; planificar después. Esas son sus dos primeras recetas para esta hermosa tarea que arrancará de manera oficial el día de María Auxiliadora, bajo los fastos en honor a Nuestra Señora de la Salud, en el crucero de Hernán Ruiz, y entre los muros que cambiaron la historia. Dios le bendiga.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete