Pretérito Imperfecto
Maniobras orquestales
Si se aplicara la lógica que echó a Espadas de la secretaría general del PSOE-A la misma valdría para que hubiera un cambio al mando de los socialistas cordobeses
Si se aplicara la lógica en el congreso del PSOE de Córdoba su actual secretaria provincial, Rafaela Crespín, no podría seguir siendo lideresa del asunto. Si a Juan Espadas lo han echado por sus malos resultados electorales estos últimos años frente a ... las victorias populares, la que fuera alcaldesa de La Carlota no le va a la zaga y ha ido de derrota en derrota. Europeas, Generales, autonómicas, municipales... Feudos incontestables para la siglas socialistas en los que los alcaldes han conocido la oposición; o la Casa Palacio de la Merced (vulgo Diputación) han sido piezas de 'caza mayor' para el PP y un doloroso borrón en la cuenta de la jefa del sanchismo en Córdoba. Pero una cosa es la lógica y otra un partido político, que para el resto de la Humanidad sería como el agua y el aceite.
Los galgos han echado a andar, y eso que se barruntaba cierto tiempo de paz hasta que María Jesús Montero fuera coronada en Granada con un nuevo cargo (número dos de Ferraz, vicepresidenta y ministra de Hacienda) y lanzara las primeras señales de cara a los cónclaves provinciales y su propio equipo de trabajo.
Por ello, Doña Rafi lleva ya unas semanas ausentada de su estratégico escaño en la Carrera de San Jerónimo dando rienda suelta al cuentakilómetros por esos pueblos de Córdoba donde hacía tiempo que no la veían. Haciendo cábalas y sumando adhesiones inquebrantables de cara a la pelea de delegados para el congreso del 6 de abril. Prometiendo y buscando la división en el creciente malestar que ha despertado -o que acabamos de conocer que suscitaba- entre la parroquia.
Hete aquí que ya le han salido dos competidores al sillón de la avenida del Aeropuerto. Uno esperado, el alcalde de Iznájar, Lope Ruiz, la voz cantante del coro rebelde de regidores y concejales, sufridores directos del sanchismo y de la falta de asas donde agarrarse fuera de sus despachos bajo el omnímodo poder del PP de Juanma Moreno. Pero el otro, el portavoz en la Diputación y otrora persona de confianza de María Isabel Ambrosio, ha despertado ciertas dudas y sorpresa. Hay quien cree que cristaliza el malestar que en Córdoba capital ha sembrado la dirección de Crespín. Hay quien, más retorcido, vislumbra maniobras orquestales para un juego de pactos a futuro. No es que la cosa haya ido mejor en la capital desde que los socialistas perdieran la Alcaldía más importante -y de cuyo entramado formaba parte José Antonio Romero en cuestión-, pero el peso específico de sus agrupaciones y las díscolas de los pueblos pueden cambiar el sino de los acontecimientos (salvo que la señora Montero imponga su dedo). Por cierto, atentos al susanismo cordobés, esa familia discrepante con Espadas que, de repente, ha desaparecido de escena para jugar sus propias cartas...
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