Una noche de ensayo con los armaos: la Madrugada ya se atisba en la Macarena

Al filo de las nueve y media de la noche, muchos macarenos que salen de misa, otros que llegan de sus casas y diversos cofrades y curiosos atraídos por la música y el bullicio acuden al pie del puesto de calentitos que hay frente al bar Plata. Allí se disponen los miembros de la guardia macarena en formación, desfilando como si de la Madrugada del Viernes Santo se tratase tras los músicos de la Centuria, que interpretan una marcha tras otra y su característico toque de tambor para delicia de los capillitas más melómanos.

El ambiente de los armaos es festivo: se suceden los saludos a los familiares y vecinos que se han acercado a contemplar la escena clásica de estas alturas de Cuaresma, las bromas entre los que llevan años siendo compañeros y también las pipas para atajar el hambre que va haciendo mella a la hora de la cena. Ya llegará el momento de la solemnidad: el barrio de la Macarena está de fiesta. Concretamente, una de las fiestas más sevillanas: la de los preparativos, la de la víspera. Entre los integrantes de la guardia se puede contar una decena de padres con niños, unos críos muy concentrados en aprender el oficio y caminar como un auténtico armao. No cabe duda de que el futuro está asegurado.

El futuro y también el presente. Las cifras nunca mienten. La legión macarena cuenta con alrededor de 75 integrantes en la actualidad y una reseñable lista de espera. Pese a que no hay límite establecido de miembros más allá de las ropas disponibles, la media de tiempo que pasa un aspirante a armao antes de incorporarse a filas es de diez o doce años.

El auge de los armaos coincide, además, con un momento de esplendor de la banda de la Centuria, que goza de un estado de salud envidiable y un cuerpo de músicos muy numeroso. De hecho, los integrantes de la banda se han duplicado desde que su director, Paco Moraza, tomó las riendas de la misma. Así, en pocos años ha pasado de 64 a los 129 músicos de 2025, 110 de los cuales saldrán vestidos de armao. Esto supone una comitiva de grandes dimensiones, con muchos más penachos blancos tras el Señor de la Sentencia que hace solamente una década.

El largo cortejo puede apreciarse en estas jubilosas noches de ensayos en las que los propios armaos bromean al respecto: «Nosotros estaremos todavía en los palcos, y el paso, entrando». Después de algo más de una hora dando vueltas frente al antiguo hospital de las Cinco Llagas, la banda comienza a tocar ordinario y, seguida de los armaos, cruza el Arco y se pone a recorrer las calles del barrio cual bando anunciador de la gloria macarena que llega en tres semanas. Desde las aceras, los bares y los balcones de las casas, nadie quiere perderse el voluminoso desfile macareno, preludio un año más de una Madrugada de ensueño.