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Scholz responde a los que le llaman timorato: «No soy el káiser Guillermo»

Los titubeos alemanes a la hora de enviar armas pesadas a Ucrania e imponer sanciones a Rusia son criticadas en Kiev e, incluso, en el seno de la OTAN. «Pacifismo de subyugación», lo llaman

Carro blindado Guepard AFP
Rosalía Sánchez

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La ministra alemana de Defensa, Christine Lambrecht , ha confirmado que Ucrania recibirá en julio los primeros 15 tanques blindados Gepard , procedentes de las existencias de la industria alemana y cuya entrega a Kiev fue anunciada el pasado 26 de abril. Desde entonces, el envío ha ido retrasándose reiteradamente a causa de « falta de existencias de munición » y, si ahora Lambrecht pone finalmente fecha, es solo después de una dramática conversación telefónica con el ministro de Defensa de Ucrania, Olexiy Resnikov .

Según fuentes de Kiev, Resnikov «suplicó sinceridad a Alemania acerca de si finalmente y cuándo su ejército podrá contar con las armas alemanas prometidas hace casi un mes», una información que necesita para elaborar su estrategia. «Nuestra impresión es que Scholz realmente no quiere enviar armamento pesado y tira hacia atrás todo lo que puede, aunque de cara a la galería occidental se presenta como gran apoyo de Ucrania», se ha quejado en Berlín el embajador de Ucrania , Andrij Melnyk.

El canciller alemán , por su parte, se ha ido a Holanda para decir, escoltado por Mark Rutte , que no enviará la docena de obuses que también pide Ucrania, porque «no pueden sencillamente ponerse a disposición», y se ha defendido de las abundantes críticas al retraso de los Gepard trayendo a colación la amenaza de una escalada europea del conflicto y de una guerra nuclear, que a su juicio justifican los pies de plomo.

«No soy el káiser Guillermo»

«Yo no soy el káiser Guillermo», ha dicho recientemente en el seno de una comisión de la «coalición semáforo», en la que gobierna apoyado por liberales y verdes , ambos partidos más proclives al rápido envío de apoyo militar a la resistencia ucraniana que el vacilante Scholz. Se estaba refiriendo a Guillermo II, que prometió apoyo de Alemania a Austria-Hungría el 5 de julio de 1914 y, tras el ultimátum de Austria-Hungría a Serbia (23 de julio) y la declaración de guerra a Serbia (28 de julio), se vio obligado a entrar en el conflicto, mientras que Rusia, como aliada de Serbia, movilizó su ejército e inauguró la Primera Guerra Mundial.

Numerosos historiadores han salido al paso de esa comparación para recordar que la correspondencia con el zar ruso muestra que Guillermo II trató de evitar el estallido de la guerra y no se abandonó alegremente al encadenamiento de alianzas, dando lugar a un nuevo debate histórico nacional sobre la negativa alemana a crecer en política exterior y a ejercer el liderazgo europeo, que en esta crisis sigue dejando en manos de EE.UU.. El politólogo de la Universidad Humboldt de Berlín, Herfried Münkler , ha encontrado un término para denominar la prudencia alemana frente al imperialismo ruso: «Pacifismo de subyugación».

Los titubeos alemanes tienen consecuencias en suelo ucraniano. Zelensky ha pedido repetidamente “armas adecuadas para que podamos llegar a Mariupol para liberar a esas personas” y se ha visto obligado a desistir. Incluso el que fuera secretario general de la OTAN y primer ministro de Dinamarca, Anders Fogh Rasmussen , ha criticado la cautela alemana, que considera “demasiado vacilante en el suministro de armas pesadas y en la imposición de sanciones». «Por supuesto, Alemania depende en gran medida de las importaciones de gas ruso, pero creo que una postura clara del gobierno de Berlín cambiaría toda la dinámica en Ucrania y necesitamos el liderazgo alemán», ha dicho en una entrevista con el diario salmón alemán Handelsblatt.

«El peligro es que Berlín siga dando largas hasta que ya no tengan que enviar nada porque se ha acabado la guerra», dice el diputado ucraniano Kmytro Natalukha, que se ha desplazad a la capital alemana junto a una delegación de parlamentarios de varios países centroeuropeos para tratar de acelerar el envío de armas. Se trata de la iniciativa «Unidos por Ucrnaia», de la que forman parte también el exjefe de gobierno de Lituania Andrius Kubilius y el senador checo Pavel Fischer. «Desafortunadamente, Alemania pierde el tiempo y encuentra todo tipo de excusas», lamenta ante la Puerta de Brandemburgo la exvicejefa del Gobierno ucraniano, Ivanna Klympush, «y cada hora de retraso cuesta vidas ucranianas».

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