Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 05-10-1960 página 15
ABC MADRID 05-10-1960 página 15
15/76
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 05-10-1960 página 15

Más información

Descripción

AQUEL BERLÍN Por ANTONIO DE MIGUEL W H ite Relevo de la guardia en el palaolo de! Kaiser, Orden, dlsoiplina y el oasoo prusiano que Introdujo IKotke. OMO si quisiera poner los puntos sobré las íes y dar la última, sensación de presencia y potencia en la actualidad permanente de Berlín, el viejo comunista alemán Wliliheim ¡Piecfc, que acaba de morir en la Alemania oriental sonetizada, ha dejado un legado de rebeldías a sus discípulos y seguidores. Es indudable que Piscle habrá sentido morirse sin- haber visto reuníficado Bsrlüi y reunificada Alemania, claro esta que bajo la única y exclusiva reunlficación; comunista. Como Lento murió, también sin haber visto realizada su esperanza, de que España fuera la segunda estrella de la constelación comunista del mundo. De todas maneras, las rebeldías del octogenario comunista teutón, contemporáneo, de Liebknecht y Rosa Luxemburgo, -fueron menos, cínicas, irritantes y desvergonzadas que las de un tCruseheí o Fidel Castro, por ejemplo. Berlín, la gran capital alemana, parece vivir bajo el signo de una eterna inquietud, sacudida en todas las épocas por ios trémolos y agitaciones del afán infinito que ha sentido siempre Oriente de asaltar a Occidente. Berlín, en la invisible raya fronteriza que separa dos civilizaciones, ha ¡sentido en su carne los zarpazos del oso moscovita, que hasta ahora hs visto siena- pre frustrado su apetido de saborear la miel del panal europeo. Y todo lo que en Berlín ¡ha ocurrido y está ocurriendo después de esta segunda guerra mundial, es una repetición, a mayor escala, naturalmente, de lo que también ocurrió al terminar la primera guerra europea, complicado hasta el infinito por la soberana estulticia de los... políticos occidentales, que dijeron haber ganado la guerra última, estulticia en la que no cayeron los que ganaron la primera. Aunque lo de ganar una guerra en los tiempos modernos no deje de s r una broma bastante pesada. Después de la guerra última no he querido volver a Berlín, a pesar dé hallarme muchas veces cerca de él. Y no he vuelto- -tras un viaje rapidísimo en plena guerra, en el que pude advertir la estrechez y necesidad que se podía, sentir en el mejor hotel de Berlín, el K iserhof, cerca de. la C Cancillería- porque no he querido ver derrumbados los recuerdos, n cierto modo amables, de una época de estudiante, que se remonta al año 1922, cuande estudiaba en la Universidad berlinesa con el profesor Bortkiewicz, teniendo como condiscípulo- lo confirmamos juntos n su último viajé a España- -al profesor sueco ¡Per Jacobsson, actual director del Pondo Monetario Internacional. ¡Cómo era Berlín hace cuarenta años? Advirtamos que no se encontraba precisamente en un lecho de rosas, Como toda (Alemania, estaba roído por el cáncer de la inflación galopante. Gracias a que mi beca de estudiante, recibida merísualmente a través del Deutsche üeberscheisdie Bank la percibía en pesetas, y ésta las iba cambiando de cinco en cinco duros- ny eso porque no había billetes de menor valor, ya que se llegó al caso de que todo lo que cambiase unas ihoras antes de ser gastado arrastraba un gravísimo peligro de desvalorización- ¡podía vivir bien, aunque con sentimiento íntimo de remordimiento, en la firme creencia de que estaba estafando al pueblo alemán. Én Kiel, por ejemplo, por una espléndida habitación con cuarto de baño, llegué a pagar 1,80 pesetas españolas, y una cena de postín en el más elegante hotel de Dresde- ei ¡hotel Bellevue, a la orilla del Elba- -me costaba cuatro pesetas. Pero esto era, en cierto modo, el precio de haber perdido la guerra, un poco caro, tal vez, a costa de angustias económicas, pero no de angustias morales y espirituales. No se sentía, ni de cerca ni- de lejos, la siniestra amenaza del comunismo. La gente padecía de estrechez económica pero no de terror; Todas las heridas eran de bolsillo, que. no suelen ser mortales. Y era también porque el pueblo alemán, aunque desmoralizado y vencido, había sabido retorcer el pescuezo a sus propios comunistas que abrieron la rebelión de 1919. siguiendo SU costumbre inveterada de lanzarse a pescar ft todos los ríos revueltos. Q a revolución alemana de 1919 tuvo muU. chos aspectos risibles y pintorescos, propios de revolucionarios novatos, a los que la fuerza se les escapaba por la boca. Así fueron maltratados por los jerifaltes soviéticos que los pusieron de imbéciles que no había ¡por dónde cogerlos. Para los comunistas rusos, el único que habla cumplido medianamente su papel de revolucionario, fue Tfoaelmaijin- ¿se acuerdan los madrileños cómo se ensuciaban las- tapias de la ciudad con aqutel salvemos a Thaelitnann como si de Madrid tuviera que salir la expedición de socorro para el encar selado comunista alemán? -y los demás podían meterse juntos en el saco de la inepcia y el fracaso, t haelmann, n Hamburgo, había cubierto las formas por lo menos. Los que no las habían cubierto fueron los demás revolucionarios, los que habían proclamado la república soviética de Munich, y los que organizaron las revueltas callajeras de Berlín, que habían tenido su principal escenario en la popular Alexander Plata. Hubo que ver a las masas obreras, arrastradas por el terror comunista a tomar las armas, embutidos en capotones militares que prusianizaban al proletariado ero que no le prestaban ni tanto así de marcialidad ni beligerancia. En alguna fotografía obtenida entonces, podía verse la afligida actitud de muchos padres de (Continúa La oéntrloa Priedrlohstrasse, sístole y dlastole de Berlín, a principios de siglo, Con los pinto resoos de motor y de caballos, donde é anunotaba la más elegante marea de oiga -s. de entonces: Manoll I

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.