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El gran secreto de Franco (o eso dijo) para que Hitler no invadiera España en la Segunda Guerra Mundial

Durante una entrevista en 1957, y entre promesas de detener el comunismo, el dictador explicó que los Pirineos habían evitado que el país cayera en manos nazis

Francisco Franco, en 1946+ info
Francisco Franco, en 1946 - ABC
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Desde su época como trompeta, y nótese el refrán, Franco fue un imán para los reporteros. Las entrevistas que concedió a lo largo de su vida se cuentan por decenas; muchas de ellas, antes incluso de ascender al poder. Cualquier cosa le valía para conceder un 'canutazo'. Desde el alumbramiento de su hija Carmencita, hasta la posible restauración de la Monarquía. Opinaba de todo. Ni Adolf Hitler consiguió esquivar sus incisivas palabras; eso sí, cuando la Segunda Guerra Mundial ya había tocado a su fin. Quizá amparándose en que poco podía hacer el muerto para defenderse, el dictador cargó contra él en 1957 afirmando que el secreto que le impidió conquistar nuestro país fueron «las cadenas de montañas que separan la Península Ibérica del resto de Europa».

Vivíanse entonces momentos turbios en aquella Europa primigenia que comenzaba a barruntarse. Eran años de Guerra Fría, de posicionamiento a uno y otro lado del Muro de Berlín y de combates a base de amenazas nucleares, más que de fusiles y bayonetas. En ese oscuro contexto, Franco concedió una breve entrevista al 'Evening Star' que ABC replicó en su portada el 7 de agosto. El periodista al que se le encargó dar forma a este curioso encuentro fue un tal Constantine Brown. Lo hizo «con motivo de su viaje a Madrid» y con la ventaja que ofrece la experiencia, pues ya había visitado al dictador al finalizar el conflicto fratricida.

La confianza entre el otro y uno se olió desde el principio. Basta con ver la presentación de Brown para entenderlo... El reportero, sin cortarse una miga, afirmó que «el pequeño despacho del Generalísimo Francisco Franco» seguía lleno de papeles cinco años después de su anterior visita; que «su Excelencia pesa alguna libra más» y que habían logrado entenderse a pesar de que no era ducho para los idiomas. «El gobernante español no habla inglés, aunque parece comprenderlo muy bien. Le gusta charlar con extranjeros que no están en visita oficial y disfruta escuchando temas diferentes de los fatigosos informes oficiales. Es sincero al expresar sus pensamientos», apostilló.

Problema soviético

Bajo la sombra de varios tapices de Goya que lucían orgullosos en las paredes, Franco recalcó que reparar los daños provocados por la Guerra Civil era cosa del pasado. «Eso ha dejado ya de ser su principal preocupación», añadió. Dieciocho años después de poner punto y final al conflicto, presumió de gobernar un país unido que había hallado al fin su hueco en el mundo global formado por las grandes naciones occidentales. «O al menos está cerca de lograrlo», desveló el reportero. Los temas ya no eran tal batalla o cual avance el frente. Lo que primaba era la política global y evitar el avance de la Unión Soviética, que tanta obsesión despertaba en el dictador.

Franco, nombrado hijo adoptivo y alcalde honorario de Madrid en 1964+ info
Franco, nombrado hijo adoptivo y alcalde honorario de Madrid en 1964 - ABC

Entre los temas a tratar, Brown puso sobre la mesa la posible entrada de España en la OTAN. Normal. Poco tiempo antes, Estados Unidos había aprobado una resolución en la que apoyaba el acceso de nuestro país a la organización. «La queremos aquí. No en el año próximo, ni en 1960. Ahora», había declarado el senador norteamericano Alexander Wiley en la Cámara Alta. A cambio, Noruega había indicado que no votaría a favor. «Esto ofende el orgullo de los españoles. Sin embargo, Franco lo toma filosóficamente. Se da cuenta de que el socialismo internacional –por mucho que diga este que es opuesto al comunismo– sigue estando en frente del hombre que con tanto éxito logró frustrar el objetivo de Moscú», incidió el reportero.

En este sentido, Franco defendió que un mandoble soviético contra Europa no era inminente. «Los rusos están preparados para iniciar un ataque que podría tener éxito en la primera fase de la agresión. Lo que les hace vacilar, sin embargo, es la falta de confianza en sus satélites», expresó el dictador. La causa, en sus palabras, fue el gran trabajo de la propaganda occidental. Pecó quizá de optimista, pues subrayó que las setenta divisiones que la URSS tenía en sus países fronterizos «obedecían a la fuerza» al Kremlin y, en el caso de conflicto directo, se levantarían contra sus superiores. «Tendrán que hacer frente a la misma situación con que se encontraron los Ejército de Hitler en Stalingrado: sus líneas de comunicación se verían hostigadas por la guerrilla», suscribió.

Cuestión alemana

El segundo gran tema de la entrevista fue la unidad alemana, el principal problema de Europa occidental, en palabras de Franco. «Yo temo que, siguiendo el espíritu de convivencia que parece señalarse en la política de Occidente, pudiera llegar un día no lejano a aceptarse, a fin de lograr la unidad de Alemania, la retirada de las fuerzas americanas y aliadas estacionadas en Alemania, a cambio de alcanzar la reunión del territorio».

Retrato de Francisco Franco con el uniforme de gala de Capitán General+ info
Retrato de Francisco Franco con el uniforme de gala de Capitán General - ABC

A lo largo de los siguientes minutos de encuentro, Franco habló sin pelos en la lengua sobre la posibilidad de movilizar hasta veinte divisiones españolas en la guerra que se veía venir contra el comunismo. ¿Quizá una forma de sacar pecho ante el periodista? Difícil de saber. El dictador sustentó sus afirmaciones en que era tres veces más barato formar unidades cuya base estuviera en la Península Ibérica, que traerlas desde la otra parte del Atlántico. Aunque, perspicaz, no cerró la puerta a que los norteamericanos le entregaran armas y pertrechos de última tecnología. Así lo explicó Brown en la entrevista: «Si los Estados Unidos quisiesen suministrar el material necesario, los españoles podrían hacer resto».

Pero Franco también sabía que el primer enemigo de Estados Unidos, España, o quien se terciase no eran las divisiones de infantería, sino la temible energía atómica y los bombardeos desde el aire. Así se lo dijo a Brown, y de esta guisa lo explicó el periodista: «La guerra moderna, suponiendo que no sean utilizadas las bombas A y H, empezará con un ataque aéreo masivo, por el que se intentará impedir, principalmente, la movilización de las reservas y la destrucción de las líneas de comunicaciones». En sus palabras, el Ejército de Tierra no entraría «hasta la segunda fase del conflicto».

Barrera natural

Con todo, Brown dejaba claro –suponemos que ciñéndose al testimonio de Franco, aunque cuesta saberlo–, que los países de la OTAN estaban preparados para rechazar un ataque aéreo soviético. Entre otras cosas, gracias a las bases que Estados Unidos había situado de forma estratégica en Marruecos, Inglaterra y España. Por descontado, el periodista incidió en que Europa estaba dispuesta para lanzarse de bruces contra la URSS si esta cometía el error de hacer saltar en mil pedazos la tensa paz.

Retrato de Francisco Franco en El Pardo+ info
Retrato de Francisco Franco en El Pardo - ABC

Fue precisamente en este punto cuando Franco incidió en que, en caso de guerra, España disponía de un arma secreta que evitaría el ataque aéreo: las cadenas de montañas que separan la Península Ibérica del resto de Europa. «No son un obstáculo que se pueda pasar fácilmente», explicó. Brown añadió que, aún en aquellos días de aviones a reacción «que vuelan más rápido que el sonido a grandes altitudes», los picos, casi prohibitivos, eran una barrera natural idónea. De hecho, ya habían «impedido a Hitler invadir España durante la Segunda Guerra Mundial y le obligaron así a aceptar la llamada 'benevolente neutralidad española'».

Y todavía dijo más el reportero anglosajón. Lejos de ser modesto, explicó que, en aquel entonces, Franco detuvo las pretensiones de Hitler y su Tercer Reich con tan solo «cien cacharros pasados de moda». ¿Qué no podría hacer con el apoyo de sus colegas de las barras y las estrellas? «Hoy en día existen cuatro bases americanas en España, desde donde pueden operar de forma estratégica. Además, la misma Fuerza Aérea española tiene en la actualidad más de 150 aviones a reacción tripulados por pilotos de gran habilidad. Y este número será considerablemente aumentado durante este año y el próximo».

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