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La bailarina desaparecida que se fugó de un convento

«Mi madre acudió a la Sociedad de Padres de Familia, anunciando que me haría recluir; pero no podrá lograrlo por mucho que haga, porque estoy resuelta a resistir», aseguró Requena en 1904

Lola Requena con su hermana
Lola Requena con su hermana - J.Pagés
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Las crónicas de París y de Madrid habían venido ocupándose durante ese mes de enero de 1904 de la misteriosa desaparición de la capital francesa de una joven bailarina española de gran belleza. Según ABC, se llamaba Lola Requena y tenía 19 años, aunque otros medios la identificaron como Luisa, de 17.

' El Globo' contó que la joven había escrito a un profesor de baile residente en París, Alejandro Aragón, anunciándole su llegada a Francia y rogando que la esperase en la estación el 20 de diciembre de 1903. Al no encontrarse el profesor en la capital francesa en la fecha indicada, la chica se fue sola hasta su hotel, donde se inscribió con su nombre de teatro: Carmen Soledo.

Cuando Aragón regresó a París, se interesó por la joven, pero en el hotel le dijeron que había desaparecido el 6 de enero en compañía de un joven. El profesor avisó entonces a la Policía, pero todas las pesquisas resultaron inútiles. Conforme avanzaban los días, los temores por la suerte de la muchacha se multiplicaban.

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Cuando ya los diarios parisinos seguían con preocupación esta misteriosa desaparición, llegaron noticias de que la joven se encontraba en Barcelona. ABC recogió el 30 de enero sus explicaciones: «Llegué a París, fugada del convento de la Trinidad, establecido en Madrid, en la calle del Marqués de Urquijo, donde me había encerrado mi madre, engañándome.

Después de permanecer una semana oculta en Madrid, marché a París, donde me encontré con Carreras, mi novio, que me hospedó en un hotel de nombre desconocido.

No bailé allí ni tuve maestro.

De París huí, temiendo que mi madre me hiciera arrestar.

Llegué a Barcelona hace unos quince días.

Mi madre acudió a la Sociedad de Padres de Familia, anunciando que me haría recluir; pero no podrá lograrlo por mucho que haga, porque estoy resuelta a resistir, llegando hasta los últimos exrremos.

La circunstancia de hallarme enferma del estómago me impide bailar estos días; pero en cuanto me restablezca, trabajaré en el café concierto Gran Peña».

Lola, decía ABC era «una muchacha muy graciosa, esbelta y pequeñita. Tiene diecinueve años y es de carácter indómito».

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Diez años más tarde, una artista llamada Lola Requena posaba junto al pintor Joaquín Sorolla, el aviador argentino Newbery y el pintor español Ferrándiz junto al notable aviador capitán Echagüe, antes de que despegara del aeródromo francés de Villacoublay. ¿Se trataba de la misma joven que huyó del convento madrileño para dedicarse al mundo del espectáculo? Reconfortaría pensar que sí y que no acabó recluida contra su voluntad.

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